25/8/20

No somos una hermandad (así empezó)


En el episodio 4 de la serie Mrs. America, Gloria Steinem dice, “Somos un movimiento político, no una hermandad”. Lo cito como si fuera una persona, aunque seguramente no sea textual. De hecho buscando algún rastro de esa idea, encontré este textual de Betty Friedan: “Esta no es una pelea de pareja, somos un movimiento político”. Steinem y Friedan eran dos dirigentes (a veces enfrentadas) del movimiento de liberación femenina en Estados Unidos.

Más allá de la ficción, me interesa lo de “somos un movimiento político”. Algo que me parece importante hoy, cuando el feminismo está marcado por una contradicción (me quedo corta). Nunca fue tan relevante y, a la vez, nunca fue tan utilizado como parte del discurso de la democracia con “igualdad de género” en las sociedades capitalistas, construidas sobre desigualdades que persisten y crecen. Ese feminismo no es incontestado, pero entre las visiones que lo cuestionan también se abonan visiones o ideologías que terminan despolitizando un movimiento, justamente, político.

A mucha gente le gusta decir que el feminismo ya no existe, que lo que existe son los feminismos. No me opongo, pero creo que también podemos describirlo como un movimiento en cuyo seno hay diferentes perspectivas estratégicas en disputa. Y no hay por qué esconderlas detrás de un “deseo” que nos mueve o de la sororidad.

De eso se trata un poco este newsletter, de todo ese “es más complejo” alrededor del feminismo en diferentes versiones y formatos. La idea es que salga de forma semanal y que se suscriban acá para recibirlo.

Qué linda te ves trapeando, Esperancita

Por si tenés baja exposición a Titk Tok, la frase de este apartado es uno de los videos icónicos de la cuarentena en esa red social. Nunca vimos tantos varones haciendo tareas domésticas (hasta ahí, este estudio de España dice que con pandemia mundial y todo no llegan al 50% ). No es contra ustedes, amigos. El 22 de julio fue el día del trabajo doméstico, que quiere visibilizar el trabajo que hacen mujeres y niñas de forma no remunerada.

Según el Indec, en Argentina 8 de cada 10 mujeres realizan tareas domésticas (además de su trabajo asalariado) y solo 4 de 10 varones lo hacen. Visibilizar esta desigualdad no es un mensaje contra los varones (igual, fijate) sino contra el prejuicio patriarcal que le pone género (femenino) a un trabajo indispensable que no se paga. En la pandemia, todo se agudizó.

No hace falta que te diga que los que más se benefician con esto son los empresarios y el Estado: un informe calculó que los 12.500 millones de horas diarias de trabajo de cuidados equivaldría a 10,8 billones de dólares anuales si fuera remunerado. Y vos pensabas que tu trabajo no vale, Mabel.

#EsMásComplejo. Este es un debate en el feminismo hace décadas. Les dejo estos dos artículos sobre trabajo reproductivo y productivo en el capitalismo.

Nos vemos la semana que viene y que sea ley.

 

No hay comentarios.: